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Sobre el concepto de hegemon铆a

Arcadio Sabido Mendez - Dezembro 2005
 

La idea de la hegemon铆a que Antonio Gramsci desarrolla en sus Cuadernos de la c谩rcel constituye un ordenador y, al mismo tiempo, un sistema conceptual que se mueve en dos grandes planos explicativos. En el primero, referido a la estructuraci贸n y ejercicio de un sistema de hegemon铆a, destacan sus elementos constituyentes: fuerza y consenso, las organizaciones e instituciones pol铆ticas y culturales en las que ese sistema se materializa, y los sujetos, fuerzas sociales e instituciones que lo construyen y reproducen. En el segundo, referido a la idea de que los sistemas hegem贸nicos no son eternos sino hist贸ricos, sobresalen sus procesos desestructuradores que har铆an posible la conversi贸n cultural y pol铆tica de una clase dominada y dirigida en dominante y dirigente. La observaci贸n en bloque de esta teor铆a de la hegemon铆a, en mi opini贸n, es un requisito metodol贸gico para la cr铆tica, ya sea del sistema conceptual global o de alguno de sus componentes. Si los conceptos que integran un sistema te贸rico son susceptibles de cr铆tica, y de ser utilizados fuera del mismo, estas operaciones podr铆an ganar en eficacia si parten de la comprensi贸n del papel que el o los conceptos de inter茅s desempe帽an en el sistema del que surgen y donde adquieren coherencia.

Y esto es importante, porque si el mundo de los conceptos es tambi茅n el de las concepciones e interpretaciones de las realidades de hecho y de pensamiento, se comprende que toda interpretaci贸n y cr铆tica es al mismo tiempo confrontaci贸n de concepciones, la del autor que se estudia y la de quien hace el estudio. En este sentido, es com煤n que cada autor pretenda darle determinado peso a uno u otro aspecto del significado de un concepto, pues ello es consecuencia del sistema de ideas que el int茅rprete ha adquirido en su proceso particular de conocimiento, y del sentido que pretenda dar a sus operaciones anal铆ticas. As铆, un concepto como el de hegemon铆a, en la medida en que expresa una determinada manera de observar y de explicar las realidades de hecho y de pensamiento, adquiere coherencia en el sistema te贸rico en el que fue elaborado - que incluye sus correspondientes referentes hist贸ricos - y si bien puede ser aislado e inserto en otro, no deber铆a ser a expensas de cambiar arbitrariamente su significado. En tales casos, la nueva conceptualizaci贸n deber铆a explicitar sus variaciones y argumentar lo que se desecha y lo que se conserva de la antigua, y las razones de dichos cambios.

La arbitrariedad expresada en el uso de conceptos aislados de su sistema conceptual puede llevar a interpretaciones parciales que, deliberada o involuntariamente, dejan de lado relaciones que frecuentemente pasan desapercibidas. Por ejemplo, esto es lo que sucede con el concepto hegemon铆a expresado en su sentido de fuerza. Esto se puede observar en la aceptaci贸n generalizada que en los 煤ltimos tiempos ha tenido la afirmaci贸n de que Estados Unidos de Norteam茅rica es la naci贸n-Estado que posee la hegemon铆a mundial. La evidencia emp铆rica se ubica en la incontrastable superioridad b茅lico-militar de dicha naci贸n, comprobada en sus experiencias guerreras en las dos 煤ltimas d茅cadas del siglo XX y lo que va del XXI, en las que ha desplegado la m谩s moderna tecnolog铆a destructiva, clave de sus victorias ante peque帽os enemigos avasallados en las acciones militares. Una interpretaci贸n de esta naturaleza obvia el aspecto correspondiente al consenso, y por lo tanto evita indagar acerca de la aceptaci贸n de las concepciones ideol贸gicas y filos贸ficas de los grupos gobernantes norteamericanos, tanto en el terreno militar como en el de la diplomacia, la econom铆a, la pol铆tica, la cultura y la sociedad. Soslaya la posible existencia de grandes consensos no s贸lo por parte de los gobiernos de importantes naciones, en especial de las grandes y medianas potencias, sino tambi茅n por amplios grupos sociales de los pueblos que habitan en ellas, empezando por el norteamericano. Este tipo de interpretaciones no hace el esfuerzo anal铆tico sobre esta otra realidad lo que impide ver la profundidad y la extensi贸n de dichos consensos; la pol铆tica comunicativa que se emplea para falsear o sesgar las emisiones informativas y producir consensos reales y ficticios; si ellos presentan erosiones, o si se encuentran en un momento de desgaste tal que la 煤nica manera de seguir manteniendo la hegemon铆a sea mediante la demostraci贸n del poder铆o t茅cnico militar ante peque帽os enemigos reales o inventados. En todo caso, un uso m谩s espec铆fico del concepto hegemon铆a, seg煤n el tipo de relaci贸n que se pretenda explicar (hegemon铆a militar, econ贸mica, ideol贸gica, cultural, pol铆tica) podr铆a ser m谩s ilustrativo de la realidad.

Cosas parecidas se pueden decir con el empleo del concepto sociedad civil generalmente mirado como el conjunto de organismos sociales ajenos al Estado, o como el complejo de organizaciones e individuos que se oponen y luchan contra el gobierno en busca de bienestar, democracia y libertad. Es el caso de gran n煤mero de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) de las que se obvian los v铆nculos ideol贸gicos y de objetivos, e incluso financieros, que muchas de ellas mantienen con el Estado de cada naci贸n, y tambi茅n de las que como antagonistas del Estado no son concebidas ni autoconcebidas como incubadoras potenciales de elementos de sociedad pol铆tica. De igual modo, el uso del concepto Estado en su sentido exclusivo de fuerza, de coerci贸n, no permite reflexionar sobre sus funciones 茅ticas y educadoras, o su cualidad articulada de sociedad civil y sociedad pol铆tica y, por lo tanto, sobre el uso combinado del consenso y de la coacci贸n en las acciones de gobierno. Algo similar sucede en la concepci贸n de los intelectuales como los hombres de letras o de ciencias, sin considerar que en tal categor铆a tambi茅n podr铆an caber los pol铆ticos organizadores de los partidos y del Estado, los especialistas organizadores de la econom铆a, y los colectivos pol铆tico-culturales organizados como peri贸dicos, revistas y partidos pol铆ticos. Otra reducci贸n conceptual se encuentra en la idea que se tiene de estos 煤ltimos, ya no digamos como organizaciones que sufren de p茅rdida de credibilidad social y pol铆tica, sino reducidos a sus funciones electorales y de gobierno, con lo que se pasa por alto su funci贸n creadora de concepciones del mundo en amplios grupos sociales, como portadores y popularizadores de filosof铆as y de ideolog铆as pol铆ticas, y tambi茅n la de dirigentes integradores de bloques sociales.

Sirvan estos ejemplos para llamar la atenci贸n de la importancia que entra帽a la comprensi贸n global de cualquiera de las m煤ltiples concepciones te贸ricas, aportadas por las ciencias sociales y pol铆ticas, que se pretenda someter a cr铆tica mediante el m茅todo de su confrontaci贸n con realidades distintas de las que han surgido. En el caso de las hip贸tesis y proposiciones te贸ricas y pol铆ticas de la hegemon铆a que Gramsci elabor贸 teniendo como referentes hist贸ricos e intelectuales las realidades de hecho y de pensamiento italiana y europea de los siglos XVIII, XIX y principios del XX, su confrontaci贸n cr铆tica con la realidad pol铆tica-cultural latinoamericana y mexicana es una tarea ya emprendida por diversos intelectuales de esta regi贸n. Pero tal confrontaci贸n podr铆a ser enriquecida traduciendo el bloque de la teor铆a de la hegemon铆a gramsciana en herramienta de investigaci贸n emp铆rica, y de esta manera alcanzar una valoraci贸n m谩s justa de sus capacidades y limitaciones explicativas.

Un primer acercamiento a dicha traducci贸n es evidenciar los conjuntos de relaciones sociales y pol铆ticas que dicha teor铆a sugiere observar. En este sentido, a continuaci贸n se propone una s铆ntesis de su sistema conceptual ordenado con base en cinco conjuntos de ideas, cada uno de los cuales contiene uno o m谩s conceptos organizadores: a) el de hegemon铆a, sus tres connotaciones en perspectiva nacional e internacional, y las relaciones dirigentes- dirigidos; b) el Estado, sus funciones 茅ticas y coercitivas, y las relaciones entre las sociedades civil y pol铆tica; c) los intelectuales, partidos pol铆ticos, bloque social, bloque intelectual y moral, y bloque hist贸rico; d) la crisis de hegemon铆a y, e) la lucha por la hegemon铆a.

A) En el primer conjunto de ideas, el concepto hegemon铆a de Gramsci se refiere y connota el sistema de relaciones de consensos y de fuerzas que da vida al binomio dirigente-dirigido, representante-representado, gobernante-gobernado, con base en el cual se organizan los individuos, los grupos y las clases sociales en la sociedad capitalista desarrollada. Cada uno de estos elementos posee formas diversas de expresi贸n. Por un lado, la fuerza corresponde a todas las acciones que se desarrollan sin el consentimiento de los dirigidos, y puede ser f铆sica, legal, pol铆tica, econ贸mica e incluso moral. Por su parte, el consenso puede asumir una forma activa y pasiva y tambi茅n espont谩nea y organizada, pero en todo caso representa el contenido 茅tico de la hegemon铆a en la medida en que entra帽a la aceptaci贸n libre, voluntaria y espont谩nea de la direcci贸n pol铆tica, producto de la persuasi贸n, el convencimiento, el consentimiento, sustentados en las coincidencias de intereses, de ideas y de pr谩cticas.

Por la variabilidad de las relaciones entre la fuerza y el consenso la hegemon铆a adquiere tres connotaciones: la pol铆tico-militar, donde la fuerza juega un papel preponderante; la pol铆tico-cultural que expresa una articulaci贸n de la fuerza y el consenso tendente al equilibrio, y la social, cultural, intelectual, moral o civil en la cual la supremac铆a la tiene el consenso. Estas tres connotaciones est谩n ligadas a determinados referentes hist贸ricos y te贸ricos que vistos en bloque configuran un sistema conceptual. As铆, cuando Gramsci reflexiona sobre las relaciones internacionales de los Estados-naci贸n y de los momentos de crisis pol铆ticas que derivan en la conquista-defensa del poder estatal, lo hace privilegiando el componente pol铆tico-militar. Cuando trata acerca de las cuestiones relativas al Estado org谩nico, la crisis de hegemon铆a y la lucha por la hegemon铆a, pone en el primer plano sus elementos pol铆tico-culturales.

Finalmente, al referirse a la conformaci贸n y funci贸n del bloque social e hist贸rico, del bloque intelectual y moral, del partido pol铆tico y de los intelectuales, prioriza las relaciones culturales de consenso. Sin embargo, en cada una de estas tres connotaciones del mismo concepto est谩 presente la organicidad de la hegemon铆a que indica que la fuerza no puede expresarse sin alguna dosis de consenso, y que 茅ste tiene como sustrato a la fuerza.

Con base en esta concepci贸n de la hegemon铆a, Gramsci nos propone observar c贸mo el poder de las clases dominantes y del Estado de las sociedades capitalistas, e incluso de las socialistas a煤n existentes, se estructura a partir de relaciones pol铆tico-culturales sustentadas en distintas formas de combinaci贸n de fuerzas y consensos, con base en las cuales se ordenan los sistemas econ贸micos, sociales, pol铆ticos y culturales. Llama la atenci贸n sobre la importancia de advertir los procesos de organizaci贸n aut贸noma de aquellos grupos humanos que en dichas sociedades desean independizarse de las clases dominantes y de sus grupos gobernantes, y c贸mo se plantean y elaboran el movimiento que los libera y tiende a convertirlos en dirigentes de la sociedad. Esto es, sugiere examinar las formas de organizaci贸n hegem贸nicas y contrahegem贸nicas en perspectiva hist贸rica, y estudiar sus caracter铆sticas tanto en el plano nacional como en el internacional.

Con el concepto hegemon铆a se puede observar el modo en que se integra la relaci贸n dirigentes-dirigidos y la de mando-obediencia en distintos 谩mbitos de la sociedad, con sus correspondientes relaciones de confianza mutua, voluntad de direcci贸n, automando y autoobediencia. Sobre dichas relaciones se estructuran, en el plano econ贸mico, las clases dominantes-dominadas, y en el pol铆tico los representantes- representados y gobernantes-gobernados. Tomando el caso de la burgues铆a, la condici贸n primaria para la estructuraci贸n de un sistema de hegemon铆a es la existencia de una clase progresiva que por su papel fundamental en la direcci贸n del mundo econ贸mico, por el prestigio social que este hecho le proporciona, y por su inter茅s de llevar a toda la sociedad a un movimiento permanente de prosperidad, adquiere las cualidades primarias para convertirse en clase hegem贸nica. Ello se hace posible en la medida en que sus intereses corporativos de clase, que nacen de la propiedad privada de los medios de producci贸n, la apropiaci贸n privada de los beneficios econ贸micos, y del m谩ximo desarrollo de las fuerzas productivas, puedan ser superados al grado de estar dispuesta a otorgar concesiones a las otras clases, aliadas o subordinadas, para que mejoren sus niveles de vida material y cultural. As铆, se opera una coincidencia de intereses entre la clase capitalista y diversos e importantes grupos de las dem谩s clases sociales, y se procesa la universalizaci贸n de sus intereses corporativos. Este proceso de conversi贸n de los intereses corporativos de clase en intereses de la sociedad, constituye el aspecto central del movimiento de acceso a la conciencia pol铆tica de parte del grupo social progresivo, pues dicha universalizaci贸n significa que este grupo, a trav茅s de sus intelectuales, est谩 dispuesto a asumir las tareas de la organizaci贸n del Estado y de la sociedad en general.

La universalizaci贸n de intereses de un determinado grupo social se procesa con el establecimiento de equilibrios inestables de compromisos entre el grupo hegem贸nico y los dem谩s grupos sociales, compromisos fundados en las concesiones materiales y culturales que, sin sacrificar los intereses fundamentales de la clase hegem贸nica, tienden a evitar que los gobernados se muevan en los l铆mites de condiciones de vida vegetativa. Estos equilibrios de compromisos constituyen una de las bases sobre las que se estructuran los consensos que dan forma a los sistemas de alianzas de clase y de grupos, que al modo de heterog茅neas redes integran los bloques sociales impulsados y articulados por los partidos pol铆ticos. Dichos equilibrios de compromisos tienen en los partidos y en el Estado a dos instituciones clave para su realizaci贸n. Otra de las bases que sustenta los consensos y los sistemas de alianzas de clase integradores de los bloques sociales es el sistema de concepciones filos贸ficas e ideol贸gicas org谩nicas, que permiten a individuos y colectividades pensar y actuar de un modo m谩s o menos homog茅neo, como bloque intelectual y moral. En la medida en que este sistema es vitalizado a su vez por los partidos y el Estado, estas instituciones act煤an como conciencias y voluntades pol铆ticas organizadas, y crean y popularizan, por mediaci贸n de los intelectuales org谩nicos y tradicionales tales concepciones filos贸ficas e ideol贸gicas. Difundiendo y defendiendo las filosof铆as e ideolog铆as org谩nicas, el Estado y los partidos funcionan como agentes organizadores de la cohesi贸n ideol贸gica y pol铆tica de la clase hegem贸nica y contrahegem贸nica y sus respectivos aliados. As铆, los equilibrios de compromisos pol铆ticos y la cohesi贸n ideol贸gica constituyen dos aspectos centrales de la construcci贸n consensual de la organizaci贸n social y pol铆tica.

Desde la perspectiva de cualquier Estado-naci贸n, la clase hegem贸nica no reduce su existencia pol铆tica a las cuestiones nacionales ya que es consciente de su inserci贸n en un escenario de relaciones internacionales. En 茅ste, el Estado que representa y dirige puede ocupar distintas posiciones, o sea puede ser hegem贸nico mundial, o hegem贸nico de un grupo de naciones, o aliado de un determinado sistema de naciones grandes potencias, e incluso subordinado. Para que un Estado-naci贸n pueda desempe帽ar una funci贸n de hegemon铆a en el mundo o en un bloque de naciones, la primera condici贸n para alcanzar y mantener dicha posici贸n es poseer estabilidad o tranquilidad pol铆tica interna, basada en un fuerte sistema de hegemon铆a nacional que le permita desarrollar su poder铆o econ贸mico (industrial y financiero) y sus potencialidades pol铆tico-militares, as铆 como aprovechar su ubicaci贸n geoestrat茅gica. Las naciones hegem贸nicas son las 煤nicas que pueden imprimir una direcci贸n pol铆tica aut贸noma a sus respectivos Estados en tanto que las dem谩s naciones se ven obligadas a sufrir las consecuencias de dicha autonom铆a, al grado incluso de ver afectadas sus respectivas soberan铆as. Dichas naciones son las 煤nicas que pueden alcanzar una capacidad diplom谩tica de gran potencia, precisamente por ser la fuerza pol铆tico-militar determinante o sea capaz de mantener permanentemente preparada sus capacidades econ贸micas, pol铆ticas, militares y diplom谩ticas, para intervenir en los asuntos internacionales en cualquier momento.

B) De las instituciones en que se materializa un determinado sistema nacional de hegemon铆a destaca el Estado integral u org谩nico. 脡ste, al representar el grado m谩s desarrollado de los equilibrios de compromisos, de la cohesi贸n ideol贸gica y de las alianzas pol铆ticas y sociales, expresa la condensaci贸n pol铆tica e ideol贸gica de los intereses y contradicciones de las clases sociales con la hegemon铆a de una de ellas. En este sentido, el objetivo central del Estado y sus instituciones es reproducir la hegemon铆a de la clase dirigente y dominante, y aumentar su poder. Esto lo realiza no s贸lo con la reproducci贸n social de la ideolog铆a org谩nica, sino tambi茅n con la legalizaci贸n del sistema inestable de equilibrios de compromisos, que proporciona una base institucional a las alianzas pol铆ticas y sociales. Con el concepto Estado integral, referido al Estado liberal, se evidencian tres 贸rdenes de relaciones: a) la identidad Estado-individuo, b) la articulaci贸n org谩nica entre sociedad pol铆tica y sociedad civil, y c) el car谩cter educador y 茅tico del Estado. El primero, se funda en la aceptaci贸n del programa de civilizaci贸n estatal por parte de los individuos de las clases hegem贸nicas y aliadas, cuyas actuaciones espont谩neas se identifican con los fines del Estado. Fundado en la propiedad privada de los medios de producci贸n y de la riqueza, el Estado liberal no s贸lo construye una legislaci贸n para garantizar la reproducci贸n de ese tipo de propiedad, sino que logra interiorizar culturalmente en los miembros de la sociedad el individualismo, con toda su carga de ego铆smo y de disgregaci贸n social. La identidad Estado-individuo, cuyos sustratos son los compromisos pol铆ticos y la o las ideolog铆as org谩nicas, no es dejada al azar sino que es cultivada mediante las acciones educativas y represivas de la escuela y del derecho, y reproducida como voluntad de conformismo y de colaboraci贸n con las acciones estatales a trav茅s de los medios de opini贸n p煤blica. El conjunto de relaciones que llevan a esta identidad tiene su sustento material en la m谩xima de gobierno consistente en elevar las condiciones de vida de las masas, lo que al mismo tiempo constituye un indicador de la fortaleza del Estado.

En el segundo orden de relaciones se puede ver al Estado como articulaci贸n org谩nica de sociedad pol铆tica y sociedad civil. El n煤cleo de esta 煤ltima se encuentra conformado por los individuos y colectividades que colaboran con los fines estatales y, tambi茅n, por los antagonistas que al organizarse integran expresiones de sociedad civil y su correspondiente sociedad pol铆tica potencial. En este sentido, la sociedad civil est谩 representada por el conjunto de las organizaciones privadas generadoras de hegemon铆a social y es organizada principalmente por los intelectuales, los partidos pol铆ticos y las asociaciones pol铆tico-culturales, cuya actuaci贸n social y pol铆tica no es institucionalizada ni burocratizada, sino que expresa el sentido de autogobierno y autoorganizaci贸n de la sociedad. En cambio, es en la sociedad pol铆tica donde se encuentra el aspecto institucionalizado y burocratizado del Estado. 脡ste, organizado con base en la divisi贸n de poderes, tiene como organismos visibles los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, la polic铆a, el ej茅rcito, y como m茅todo legitimado para la organizaci贸n del poder estatal la democracia liberal sustentada en el sufragio universal, la divisi贸n de poderes y el parlamentarismo. La sociedad pol铆tica tambi茅n representa el 谩mbito especializado de las funciones coercitivas en el ejercicio del poder, pero en la medida en que potencialmente desarrolla la m谩xima de mejorar el nivel de vida de las masas y una funci贸n de educaci贸n ideol贸gica, contribuye con la sociedad civil para que el ejercicio del gobierno se realice en una doble vertiente: con base en los consensos organizados de los gobernados y por medio del dominio, de la coerci贸n estatal, dirigido particularmente contra los individuos y colectividades que no consienten con el Estado.

El tercer orden de relaciones del Estado integral se refiere a su car谩cter educador y 茅tico. El sentido 茅tico estatal se funda, principalmente en: a) las acciones que tienden a elevar el nivel de vida cultural y material de la sociedad; b) en la libre coincidencia de los fines de la sociedad y del Estado con los objetivos de los individuos, y c) en general, en las acciones que cuentan con el consenso libre y voluntario de los gobernados. Como educador el Estado tiene la tarea general de adecuar permanentemente la sociedad a un determinado tipo de civilizaci贸n y de ciudadano funcionales con las exigencias t茅cnicas y sociales del mundo econ贸mico. Esta funci贸n educativa, que no renuncia a realizarse con una dosis de coerci贸n, tambi茅n muestra al Estado como dirigente de los grandes grupos humanos, los cuales son educados mediante la escuela, el derecho, y los partidos, en el conformismo social adecuado al tipo de civilizaci贸n estatal que impulsa. No obstante, el Estado liberal tiene tambi茅n funciones no 茅ticas que la clase hegem贸nica desarrolla en su af谩n creciente de poder. La m谩s com煤n es el constante uso de la fuerza contra aquellos grupos que los dirigentes estatales consideran disidentes, la cual se complementa tanto con las acciones de fraude y corrupci贸n social e individual, desplegadas sobre todo con el fin de descabezar pol铆ticamente a los movimientos de masas, como con la falsificaci贸n de consensos que puede realizarse mediante el fraude electoral; el desigual valor de los votos de cada ciudadano; la desigualdad de oportunidades en la participaci贸n electoral, y la funci贸n propagand铆stica de los medios de opini贸n p煤blica. Estos 煤ltimos, en cuanto legitimadores del Estado liberal, destacan por su profesionalismo en el desarrollo sistem谩tico de la confecci贸n informativa: monopolizando, seleccionando y falsificando masivamente mensajes con la finalidad de convencer a los grandes grupos sociales.

C) Este tercer conjunto de ideas se refiere a los agentes que hacen posible la organizaci贸n de los sistemas de hegemon铆a y sus instituciones. Se trata de los intelectuales y los partidos pol铆ticos, as铆 como de las organizaciones bloques sociales e intelectual y moral. El sujeto desencadenante de dicho proceso es el intelectual individual y colectivo, quien posee las facultades cognitivas que le permiten tomar la iniciativa impulsora del cambio cultural significado por el proceso de conversi贸n de una clase dirigida en dirigente y de dominada en dominante. Esta metamorfosis cultural es un largo y lento proceso que encuentra su g茅nesis en la esencia eminentemente pol铆tica de los individuos, quienes realizan su humanidad transformando, organizando y dirigiendo a otros individuos, asoci谩ndose con ellos y potenciando sus capacidades individuales para cambiar sus condiciones de existencia. Estas caracter铆sticas esenciales de los individuos adquieren funcionalidad creativa y transformadora en las funciones creativas, directivas, conectivas y organizativas de los intelectuales y de los partidos pol铆ticos, quienes desde el 谩mbito del Estado integral act煤an como los organizadores del sistema de hegemon铆a social y de dominio de la clase hegem贸nica. Uno de los objetivos de estos sujetos sociales, adem谩s de su reproducci贸n permanente como intelectuales org谩nicos, es el transformismo, o sea la atracci贸n y transformaci贸n ideol贸gica de los intelectuales tradicionales y de las dem谩s clases y grupos sociales. Esto 煤ltimo tiene como finalidad y consecuencia la neutralizaci贸n de las posibilidades de los grupos opositores para construir sus organizaciones aut贸nomas de clase. Desde la posici贸n de las clases subalternas, intelectuales y partidos funcionan como los creadores de las condiciones filos贸ficas e ideol贸gicas para neutralizar el transformismo intelectual y, al mismo tiempo, elaborar la autonom铆a ideol贸gica, pol铆tica y organizativa de masas, con lo cual 茅stas construyen sus organismos innovadores de sociedades civil y pol铆tica.

Al respecto, la clave que hace posible activar dicho cambio pol铆tico-cultural es la relaci贸n teor铆a-pr谩ctica que toma forma social en el v铆nculo org谩nico y democr谩tico intelectuales-masas. 脡ste, a su vez, depende de la existencia de intelectuales que decidan actuar como educadores nacionales del pueblo y, en especial, de los elementos concientes y espont谩neos de los movimientos de masas, educaci贸n orientada a la construcci贸n de una direcci贸n y conciencia pol铆ticas de masas. El v铆nculo democr谩tico intelectuales-masas que har铆a posible la conversi贸n de 茅stas en dirigentes y que desde un plano nacional puede tomar la forma de sentimiento y conciencia nacionales populares, est谩 mediado por una red de comunicaci贸n y comprensi贸n rec铆proca entre los conocimientos de los intelectuales y los sentimientos de las masas, y que Gramsci resume en el paso rec铆proco del saber, al comprender y al sentir. La cascada de procesos pol铆tico-culturales que se activan gracias a dicho v铆nculo se resume en la traducci贸n rec铆proca de una determinada concepci贸n del mundo, en partido pol铆tico y en Estado. Esta traducci贸n incluye la creaci贸n y popularizaci贸n de filosof铆as e ideolog铆as, la organizaci贸n de los partidos pol铆ticos, la inyecci贸n social del esp铆ritu de escisi贸n y de autonom铆a, la construcci贸n de un determinado modo de pensar, de sentir y de ver la realidad, la formaci贸n de los bloques sociales e intelectuales y morales, y el est铆mulo para tomar la iniciativa en la lucha por el poder estatal. As铆, la relaci贸n democr谩tica intelectuales-masas representa o puede dar lugar a un progreso intelectual de masas y un movimiento democr谩tico de masas, esto es la producci贸n de grandes grupos humanos constituidos por ciudadanos conscientes de su realidad social y natural, preparados como dirigentes para el ejercicio del gobierno y, cultural y moralmente, dispuestos a ser los protagonistas del cambio social y los organizadores de una nueva sociedad.

Una de las principales funciones de los partidos pol铆ticos en cuanto elaboradores, difusores y defensores de una concepci贸n del mundo y su 茅tica y pol铆tica correspondientes, es generar y activar el movimiento cultural en el que grandes grupos humanos adoptan determinadas filosof铆as e ideolog铆as como gu铆a de acciones vitales y medio de coordinaci贸n pr谩ctica y de pensamiento coherente. En su calidad de organizaciones pol铆ticas pr谩cticas, que buscan resolver determinados problemas nacionales e internacionales, y de organizaciones ideol贸gicas edificadoras de concepciones del mundo de masas, los partidos son grandes grupos humanos organizados con base en los consensos posibilitados por los equilibrios de compromisos y las identidades ideol贸gicas, y en los cuales se sustentan las alianzas pol铆ticas y sociales de grupos y clases. En este sentido son los principales organizadores de los grandes bloques sociales y el factor que los transforma en fuerzas pol铆ticas que aspiran a conquistar el poder estatal y, una vez alcanzado este objetivo, en bloques hist贸ricos. Por su tendencia a derivar en Estado, el partido pol铆tico es un embri贸n estatal que funciona como escuela de la vida estatal creadora del esp铆ritu de partido y del esp铆ritu de Estado entre sus miembros y seguidores.

D) Desde la perspectiva de la historicidad de los sistemas de hegemon铆a destacan los conceptos ordenadores crisis de hegemon铆a y lucha por la hegemon铆a. El primero pone en escena un conjunto de problemas observables en el declive de un sistema de hegemon铆a y, el segundo, propone aspectos a considerar por los grupos subalternos que se hayan planteado la lucha por el poder estatal en el sistema capitalista. La condici贸n hist贸rica relacionada con estos procesos es la existencia de una crisis org谩nica del sistema global de hegemon铆a en la que se anudan la crisis pol铆tica y la econ贸mica, no como algo espont谩neo, y mucho menos autom谩tico, sino como producto de la acci贸n pol铆tica de los grupos sociales en lucha por el poder estatal. La crisis pol铆tica expresa la inestabilidad del gobierno, y se帽ala que los mecanismos de reproducci贸n de la hegemon铆a ya no funcionan con eficacia. El principal factor de tal disfuncionalidad es la p茅rdida de progresividad de la clase hegem贸nica que se acompa帽a de un conjunto de problemas del que destacan: el debilitamiento de la capacidad cohesiva de sus ideolog铆as y de la funci贸n organizativa de masas de sus partidos pol铆ticos. O sea, que dicha clase ha entrado en un proceso de disoluci贸n o disgregaci贸n pol铆tica, ideol贸gica y organizativa, que vuelve ineficaz el transformismo y con ello la funci贸n hegem贸nica de los intelectuales estatales. Esta circunstancia hist贸rica puede ser el resultado tanto de las luchas intestinas de la clase dominante, como del desarrollo de los proyectos ideol贸gicos y organizativos aut贸nomos de los grupos subalternos. En este 煤ltimo caso, dichos grupos se presentan en la sociedad civil ya no como los colaboradores del Estado sino como portadores de un nuevo conformismo social que los lleva a construir sus propias organizaciones de sociedad civil, destacadamente sus partidos pol铆ticos. Estas son las condiciones que indican que la sociedad civil se ha escindido, y que una parte de ella se presenta en contradicci贸n con la sociedad pol铆tica. Que grandes grupos organizados y disidentes del Estado plantean una ruptura entre sociedad civil y sociedad pol铆tica, y con ello la existencia de una crisis estatal, o crisis de autoridad o de confianza. En tal situaci贸n, en el seno de la crisis estatal se estar铆a fraguando la construcci贸n de una nueva sociedad civil por parte de un grupo social progresivo e innovador, as铆 como un nuevo tipo de sociedad pol铆tica que har铆a coherente la lucha por el Estado integral.

La p茅rdida de progresividad de la clase hegem贸nica se evidencia en las medidas que adopta para enfrentar las crisis econ贸micas. Empe帽ada en defender sus intereses inmediatos, empuja a sus grupos gobernantes a impulsar reformas que deterioran las condiciones de vida material y cultural de sus aliados y subordinados. Con este tipo de acciones se detiene el progreso general de la sociedad para las mayor铆as, lo que tiende a impactar negativamente los equilibrios de compromiso y la capacidad de cohesi贸n de las ideolog铆as hegem贸nicas, a reducir la amplitud de los consensos, y a romper las alianzas pol铆ticas y sociales. Esta vuelta a cierto corporativismo, combinada con la disgregaci贸n ideol贸gica y pol铆tica del sistema de hegemon铆a, libera a grandes grupos humanos, lo que se expresa en la emigraci贸n pol铆tica de los partidos hegem贸nicos hacia los partidos opositores, y en la autoorganizaci贸n de variados grupos de la sociedad civil escindida. Ante tales situaciones, el grupo gobernante, que nunca renuncia al poder, maniobra para intentar estabilizar el gobierno, descabezar pol铆ticamente a los movimientos opositores, frenar el fortalecimiento de los disidentes y derrotarlos. Para ello, opta por un abanico de acciones que incluye el restablecimiento de equilibrios de compromisos y de nuevas alianzas sociales y pol铆ticas, as铆 como medidas de represi贸n masiva y selectiva, de fraude, y de corrupci贸n social e individual. Esto indica que no toda crisis org谩nica lleva a la clase hegem贸nica a perder el poder estatal, ya que sus acciones para restablecer su hegemon铆a pueden ser eficaces. Aunque en situaciones de equilibrio de compromisos de car谩cter catastr贸fico, caracterizada porque los disidentes no han logrado un alto desarrollo ideol贸gico y organizativo que los posicione como una fuerza pol铆tica determinante, puede suceder que una tercera fuerza nacional o extranjera someta autoritariamente a los antagonistas en lucha.

E) La lucha por la hegemon铆a es una estrategia pol铆tica que Gramsci propone para que el grupo o los grupos subalternos progresivos e innovadores de las sociedades capitalistas desarrolladas puedan convertirse de clase dominada y dirigida en clase dominante y dirigente. Entre las relaciones que hacen posible dicha conversi贸n destaca: a) el desarrollo de una concepci贸n filos贸fica e ideol贸gica propia capaz de alimentar el esp铆ritu de escisi贸n, de autonom铆a y de cohesi贸n del grupo social, de organizar sus propios partidos pol铆ticos, y de plantear convincentemente la lucha por el poder estatal; b) la conducci贸n de dichos procesos como una eficaz lucha ideol贸gica y organizativa en el seno de la sociedad civil; c) el impulso de una reforma intelectual y moral, empezando por una reforma econ贸mica que reactive el mejoramiento de las condiciones de vida material y cultural de las masas; d) la conquista de su reconocimiento como grupo dirigente de un bloque social de la sociedad civil, susceptible de convertirse en fuerza pol铆tica determinante y, e) la justa interpretaci贸n de la relaci贸n de fuerzas sociales, pol铆ticas y militares, nacionales e internacionales, para adecuar sus medios a sus finalidades pol铆ticas.

Las relaciones pol铆ticas y culturales expuestas constituyen una apretada s铆ntesis que pretende mostrar en bloque los conceptos y relaciones conceptuales representativos de la teor铆a de la hegemon铆a de Gramsci. Queda para un trabajo posterior su estudio en la perspectiva de una reflexi贸n metodol贸gica tendente a traducirla en herramienta de observaci贸n e investigaci贸n emp铆ricas de la realidad pol铆tico-cultural latinoamericana, para lo cual necesita pasar por su adecuaci贸n a los lenguajes en que esta realidad se expresa. Este procesamiento metodol贸gico es un paso obligado si se aspira a adecuar dicho sistema conceptual a la realidad y evitar su adopci贸n como f贸rmula de interpretaci贸n de los procesos pol铆ticos, o como molde en espera de ser llenado con nuevos datos, lo que significar铆a negar su potencialidad interpretativa. Por el contrario, si se trata de asumirla como est铆mulo al conocimiento y convertirla en instrumento anal铆tico, dicha teor铆a necesita ser adecuada a las nuevas realidades hist贸ricas y no al rev茅s, ya que 茅stas con sus m煤ltiples y cambiantes determinaciones de hecho y de pensamiento plantean exigencias de adecuaci贸n y renovaci贸n. El no realizar estas operaciones metodol贸gicas har铆a imposible superar las limitaciones que el mismo Gramsci reconoce, al insistir en no perder de vista el car谩cter provisional de sus reflexiones.

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Arcadio Sabido Mendez 茅 professor da聽Universidade Aut么noma de Yucat谩n (UADY), M茅xico,聽e autor de聽Los Hombres del Poder. Monopolio, oligarqu铆a y riqueza en Yucat谩n, 1880-1990 (1995)e Teor铆a de la Hegemon铆a en Antonio Gramsci: fuerza y consenso (2004).



Fonte: Especial para Gramsci e o Brasil.

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