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Ecuador: construir democraticamente una sociedad democr谩tica

Alberto Acosta - Setembro 2008
 

No hay un camino para la Constituyente, la Constituyente es el camino.

Cuando comenzamos nuestros recorridos electorales por Ecuador hicimos un compromiso: en sinton铆a con el sentir de las mayor铆as, comprender aquellas esperanzas de cambio, que empezaron a consolidarse con el triunfo del ahora ciudadano presidente Rafael Correa. Este compromiso se ratific贸 el 15 de abril de 2007, cuando con una abrumadora votaci贸n la sociedad se pronunci贸 a favor de la convocatoria a una Asamblea Constituyente, reafirmada con nuestra elecci贸n, en calidad de asamble铆stas, el domingo 30 de septiembre.

Cuando se instal贸 la Asamblea Constituyente, el viernes 29 de noviembre, asumimos una tarea compleja: abrir la puerta a la esperanza. Esta Asamblea sintetiz贸 una oportunidad hist贸rica. Hicimos un esfuerzo para pensar en nuestro futuro, no como individuos sino como una sociedad de iguales y libres, decididos a mejorar las condiciones de vida de toda la poblaci贸n, en especial de esos cientos de miles de personas marginadas, explotadas, olvidadas聟 muchas de las cuales nos visitaron en Montecristi o en tantas esquinas de la Patria.

Encargada a las mesas constituyentes la elaboraci贸n de textos constitucionales, estos deb铆an ser sometidos a consideraci贸n y debate del Pleno de la Asamblea, de todos los que fuimos elegidos por el pueblo ecuatoriano y tambi茅n de la opini贸n p煤blica y dem谩s actores. Esa ampliaci贸n del debate, sostenemos, dot贸 a la Constituci贸n de una representaci贸n mayoritaria, convirti茅ndola en un hecho pol铆tico, ciudadano, contrariamente a la costumbre instalada de peque帽os cen谩culos de poder que acuerdan, sin nuestra opini贸n, nuestro destino [1].

Tengamos siempre presente que nuestro objetivo fue y es construir democr谩ticamente una sociedad democr谩tica; si el camino no es democr谩tico, el destino no ser谩 la democracia. Con la nueva Constituci贸n queremos que los ciudadanos y las ciudadanas tengan en sus manos la definici贸n del presente y la construcci贸n del futuro: el poder es para la ciudadan铆a. Sin ning煤n af谩n por concentrar el poder pol铆tico, todo lo contrario, planteamos, como muestra, la no reelecci贸n indefinida de ninguna persona escogida con el voto popular. Proponemos la revocatoria del mandato presidencial, con la condici贸n de que el legislativo, que promueva esa iniciativa de revocatoria, se disuelva. Creemos que, en contrapartida, el presidente puede disolver por una sola vez durante su mandato al legislativo, pero que al momento de elegir a los nuevos diputados, la ciudadan铆a al mismo tiempo decida si el presidente contin煤a en su cargo. Igualmente, proponemos la independencia partidista de los tribunales de la Rep煤blica. Alentamos un reordenamiento territorial y administrativo solidario y eficiente, sustentado en regiones auton贸micas construidas sobre bases hist贸ricas y de alianza de oportunidades, fortalezas e identidades, decididas por sus habitantes y que consoliden efectivamente la unidad de nuestro Ecuador. Siempre m谩s democracia, nunca menos.

Para nosotros el valor b谩sico de la econom铆a es la solidaridad. Queremos una econom铆a distinta, diferente de aquella caracterizada por una supuesta libre competencia, que anima al canibalismo econ贸mico entre seres humanos. A partir de esa definici贸n aspiramos a construir relaciones de producci贸n, de intercambio y cooperaci贸n que propicien la eficiencia y la calidad. El mercado por si solo no es la soluci贸n, tampoco lo es el Estado; por lo tanto, alentamos una relaci贸n din谩mica y constructiva entre mercado, Estado y sociedad. No queremos una econom铆a controlada por monopolistas y especuladores, como en la 茅poca neoliberal; por eso los bancos tendr谩n que vender todas sus empresas no vinculadas a la actividad financiera. Perseguimos una econom铆a de propietarios y productores. Una econom铆a que garantice el derecho de propiedad bien habida. Pero tambi茅n el derecho a la propiedad de quienes nada o muy poco tienen. El ser humano, al ser el centro de la atenci贸n, es el factor fundamental de la econom铆a. Y en ese sentido, rescatando la necesidad de fortalecer y dignificar el trabajo, nos declaramos contrarios a cualquier forma de precarizaci贸n laboral, como la tercerizaci贸n, tanto como de toda forma de persecuci贸n a los comerciantes y los artesanos informales.

En lo social queremos que se prioricen los gastos en educaci贸n y salud, en tanto derechos humanos, que ser谩n gratuitas y de primer铆sima calidad. Planteamos la universalidad de la seguridad social, de ninguna manera su privatizaci贸n. Por igual establecemos la gratuidad de la educaci贸n en todos los niveles, incluyendo el universitario. Debemos empe帽arnos en superar tanto el machismo como el racismo, as铆 como toda forma de exclusi贸n social.

Recordemos igualmente que la lucha en contra de la corrupci贸n debe ser inclaudicable. No podemos permitir que la impunidad cubra tantos atracos a los recursos del pueblo ecuatoriano. Estamos convencidos de que con sanciones ejemplarizadoras, con mayor transparencia y creciente participaci贸n ciudadana combatiremos esta lacra, que ha crecido de una manera imparable en los 煤ltimos a帽os.

Esta Constituci贸n, la m谩s ecuatoriana de la historia republicana, que ofrece una categ贸rica propuesta de descentralizaci贸n y autonom铆as, sobre bases de solidaridad y equidad, abre la puerta tambi茅n a la integraci贸n regional, como paso fundamental para que los pueblos de Nuestra Am茅rica puedan insertarse con dignidad e inteligencia en el contexto mundial. Y para hacerlo empieza declarando al Ecuador como un territorio de paz, en donde no podr谩n asentarse fuerzas militares extranjeras con fines b茅licos, ni ceder bases militares nacionales a soldados for谩neos; una decisi贸n que coincide con la resoluci贸n del gobierno del presidente Correa para cerrar el a帽o 2009 la base militar norteamericana en Manta.

Esta es, en una apretada s铆ntesis, la nueva Constituci贸n, un canto a la vida, un proyecto colectivo escrito ahora pensando en el ma帽ana. Un proyecto que nos permita tener una vida equilibrada entre todos los individuos, con la colectividad y con la Naturaleza. Nunca olvidemos que lo humano se realiza en comunidad; con y en funci贸n de otros seres humanos, sin pretender dominar a la Naturaleza. Por eso, en forma pionera a nivel mundial, en la nueva Constituci贸n hemos establecido que la Naturaleza es sujeto de derechos. Y de all铆 se derivan decisiones trascendentales: el agua es asumida como un derecho humano, que cierra la puerta a su privatizaci贸n; la soberan铆a alimentaria se transforma en eje conductor de las pol铆ticas agrarias y de recuperaci贸n del verdadero patrimonio nacional: su biodiversidad, para mencionar apenas un par de puntos.

Aceptemos que nosotros no somos los 煤nicos portadores de esta propuesta de cambios transformadores e incluso revolucionarios. Nosotros hemos consolidado, convertido en norma del Estado, todas las voces de esperanza, de cambios revolucionarios; las propuestas, las marchas de tantas mujeres y hombres, ind铆genas, afroecuatorianos, cholos, montubios, mestizos, j贸venes, estudiantes, trabajadores, campesinos, maestros, jubilados, emigrantes, ecologistas, amas de casa, empleados, profesionales, comunicadores sociales, artesanos, pescadores, artistas, investigadores, empresarios peque帽os, medianos e incluso algunos grandes que han apostado por el pa铆s y su desarrollo. Contamos con una valiosa memoria acumulada en tantas jornadas de lucha popular. S贸lo con el concurso de todos y de todas podremos contribuir a la construcci贸n de una sociedad equitativa y libre, que es lo que nos ha orientado en la elaboraci贸n de esta nueva Constituci贸n, entendida como un proyecto de vida en com煤n.

Por lo expuesto, que apenas sintetiza algunos puntos de los conseguidos en Montecristi, tenemos que comprometernos con el聽s铆 en el refer茅ndum del pr贸ximo 28 de septiembre como un paso m谩s de esta larga lucha popular, para, luego de terminado el refer茅ndum aprobatorio de la nueva Constituci贸n, empezar el verdadero proceso constituyente. Esto significa disputar el sentido hist贸rico del desarrollo, que en la actualidad, incluso dentro de la tendencia de cambio, se centra en el enfrentamiento de las tesis neodesarrollistas que se sustentan todav铆a en el extractivismo enfrentadas a las tesis de un desarrollo que busque consecuentemente el Buen Vivir, es decir que garantice la armon铆a entre sociedad, econom铆a y Naturaleza.

Tendremos que consolidar nuestras propuestas en nuevas leyes y en renovadas pol铆ticas, una tarea que nos convoca a seguir caminando a los habitantes del campo y de la ciudad. Tenemos que apropiarnos de la nueva Constituci贸n. Habr谩 que impedir que se trate de vaciar de contenido a la nueva Constituci贸n, si 茅sta recibe el respaldo mayoritario de la poblaci贸n.

Hemos demostrado que tenemos voluntad de di谩logo. Sin embargo, los acuerdos pol铆ticos tienen como condici贸n innegociable sustentarse en el sentido de pa铆s, aportar al buen vivir, al bien com煤n, y no sacrificar los intereses nacionales en beneficio particular de personas, gremios y corporaciones; los privilegios de unos pocos son insostenibles. A diferencia de las pr谩cticas de los grupos olig谩rquicos (responsables de la crisis nacional) que han controlado el Estado durante d茅cadas, no pretendemos ganar nuestras posiciones simplemente con la fuerza del n煤mero, sino con la de los argumentos. Por eso proponemos la conformaci贸n de un gran frente nacional, que se proyecte m谩s all谩 del refer茅ndum, para que la Constituci贸n sea realmente de todos y de todas, no de un gobierno en particular.

Tenemos una gran responsabilidad por delante. Debemos cumplir con tantas esperanzas acumuladas, represadas y con una historia de cambios que nos permita vivir como seres humanos en un mundo posible. Urge pensar en el Ecuador que queremos dejar a las futuras generaciones: a nuestros hijos, a nuestros nietos. Por eso en este momento, cuando estamos concluyendo esta etapa del proceso constituyente y empezamos una nueva fase, ratificamos nuestro compromiso con la Patria.

El proceso participativo que impulsamos para superar aquellas formas elitistas, carentes de representatividad y representaci贸n, necesariamente debe incorporar la pluralidad de expresiones, visiones e ideales del pa铆s que queremos. Debe abrir la puerta a un proceso de democracia sin fin, que es la senda para ir cristalizando el socialismo.

Tenemos una nueva Constituci贸n por la que vale la pena luchar. Una Constituci贸n que todos y todas seguiremos debatiendo y aprehendiendo, a煤n despu茅s del 28 de septiembre, en la b煤squeda de que lo enunciado se vuelva parte de la vida de todos los d铆as, de nuestros emprendimientos, de nuestra asunci贸n de responsabilidades.

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Alberto Acosta es ex-presidente de la Asamblea Constituyente.

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[1] Es esa apropiaci贸n, esa incorporaci贸n de ideas de esperanza y bien para todos - que demandaba sus tiempos - lo que debimos confrontar con la premura del cronograma, de la fecha l铆mite. Como es conocido, mi posici贸n - coherente con lo que pienso y en lo que creo, y que se sustenta en la deliberaci贸n democr谩tica - no recibi贸 el soporte y apoyo que requer铆a. En consecuencia, renunci茅 a la Presidencia de la Asamblea Constituyente, a la cual fui elegido por casi un谩nime adhesi贸n. Me opuse a esa suerte de embutimiento de textos, a forzar las intervenciones de los Asamble铆stas y a limitarlas. La manera como hemos concluido con lo encomendado, lamentablemente me ha dado la raz贸n. Pero eso, sin embargo, m谩s all谩 de algunos errores lamentables en la redacci贸n, no afecta el sentido hist贸rico de la Constituci贸n de Montecristi.



Fonte: Especial para Gramsci e o Brasil.

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