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Sobre el Club de Cultura Socialista Jos茅 Aric贸, en Argentina

Comisi贸n Directiva del CCS - Mar莽o 2007
 

El Club de Cultura Socialista (CCS) Jos茅 Aric贸 naci贸 a la vida p煤blica en julio de 1984. Como estipula su "Declaraci贸n de principios", se constituy贸 como "un centro de an谩lisis de los problemas pol铆ticos, sociales y culturales de la sociedad argentina y del mundo", con el objetivo de "聟contribuir a la renovaci贸n del pensamiento actual atrayendo el esfuerzo de todos aquellos que se interroguen cr铆ticamente sobre el significado del socialismo como identidad ideol贸gica, cultural y pol铆tica".

En rigor, los motivos que condujeron a su creaci贸n pueden detectarse claramente ya a comienzos de la d茅cada del 聮80. Por entonces, como parte del proceso de reflexi贸n cr铆tica sobre la ideolog铆a y la pr谩ctica de las izquierdas durante las d茅cadas de los 聮60 y 聮70, dos grupos de intelectuales, uno residente en la Argentina y nucleado alrededor de la revista Punto de Vista y otro exiliado en M茅xico, donde fund贸 y anim贸 el Grupo de Discusi贸n Socialista, multiplicaron sus intercambios previos, confrontaron 聳no sin alguna dura discusi贸n聳 sus posiciones, para finalmente converger en fuertes coincidencias te贸ricas y pol铆ticas.

A principios de 1983, cuando se avizoraba el fin de la dictadura 聳y con 茅l, el retorno masivo de los exiliados聳, ambos grupos confluyeron en la idea de plasmar un espacio de debate cultural y pol铆tico en la ciudad de Buenos Aires. En esa suerte de prehistoria, sobresale n铆tidamente la figura de Jos茅 Aric贸, principal promotor del proyecto de crear ese espacio y, a煤n hoy, a quince a帽os de su muerte, referente insoslayable para el Club.

De todos modos, el Club de Cultura Socialista fue producto de un esfuerzo colectivo y, desde sus inicios, asumi贸, no s贸lo en su ideario, sino tambi茅n en su estilo de funcionamiento, los valores recobrados por la sociedad argentina con el retorno al Estado de derecho: la democracia, el pluralismo, el tratamiento argumentado de las disidencias, el respeto a las minor铆as y, en general, a la opini贸n ajena.

Perm铆tasenos recordar 聳quiz谩 con alguna omisi贸n involuntaria聳 los nombres de quienes constituyeron lo que se llam贸 el "grupo fundador": Jos茅 Aric贸, Beatriz Sarlo, Carlos Altamirano, Juan Carlos Portantiero, Mar铆a Teresa Gramuglio, Sergio Bufano, Marcelo Cavarozzi, Alberto D铆az, Rafael Filippelli, Ricardo Graziano, Arnaldo J谩uregui, Domingo Maio, Ricardo Nudelman, Jos茅 Nun, Osvaldo Pedroso, Sergio Rodr铆guez, Hilda S谩bato, Jorge Sarqu铆s, Jorge Tula, Oscar Ter谩n, Hugo Vezzetti, Emilio de 脥pola.

El hecho de que se haya decidido "Club" (y no "Centro", "Ateneo", "C铆rculo"...) arroja luz sobre el esp铆ritu que animaba al grupo fundador: por una parte, se procuraba distanciarse del formato de una asociaci贸n acad茅mica, constituida por universitarios y especialistas; y por otra, se buscaba tambi茅n evitar que la denominaci贸n fuera interpretada como un eufemismo para anunciar la constituci贸n de una nueva fuerza o partido pol铆tico; por 煤ltimo, y 茅ste fue quiz谩s el principal argumento, la palabra "Club" evocaba y valorizaba la idea de una instituci贸n apoyada en una sociabilidad de camarader铆a.

Sobre esas bases, el Club comenz贸 a reunirse todos los viernes a las 19 horas en su primer local, sito en Azcu茅naga 42. Las pautas de funcionamiento no eran muy diferentes de las actualmente en vigor: presentaci贸n por parte de un miembro del Club del o de los disertantes, quienes, al cabo de sus exposiciones, respond铆an a las preguntas u objeciones del p煤blico.

Todo ello fue cambiando poco a poco. Los habitu茅s llegaban un poco m谩s temprano y las reuniones comenzaban un poco m谩s tarde: conversaciones informales y amistosas eran un pre谩mbulo ya inevitable a las charlas, conferencias y paneles programados. Con la instalaci贸n del bar, alrededor de un a帽o y medio m谩s tarde, esos encuentros previos se convirtieron 聳la palabra viene al caso聳 en un indispensable aperitivo.

Mientras tanto, el Club crec铆a, multiplicaba y diversificaba sus actividades y aumentaba su audiencia. Hacia fines de los 聮80 se traslad贸 a un nuevo local, situado en Bartolom茅 Mitre 2093. Era un amplio departamento, con una gran sala de reuniones y una c贸moda recepci贸n. Traduc铆a en cierto modo la convicci贸n de que el Club se consolidaba y tambi茅n la de que pod铆a aspirar a m谩s en el futuro.

Sin embargo, durante los a帽os 聮90, el Club debi贸 sobrellevar dur铆simos trances: en 1991 falleci贸 Jos茅 Aric贸, y, tal como siempre se lo supuso, se revel贸 que Pancho era insustituible. Pese a que el Club 聳que desde entonces lleva su nombre聳 hizo esfuerzos para sobreponerse a esa p茅rdida, preciso es reconocer que ella lo afect贸 profundamente.

Fue quiz谩 la voluntad de superar la ausencia de Pancho as铆 como la insoportable apat铆a que el menemismo indujo en la sociedad argentina (y que se refract贸 en el Club) lo que provoc贸 聳como resultado no querido聳 la crisis de 1993. Un sector impulsaba la idea de revigorizar al Club promoviendo una inserci贸n mucho m谩s directa y activa en la vida pol铆tica argentina. Otro sector 聳mayoritario聳 opt贸 por reconocer la necesidad de cambios pero que los mismos deb铆an implementarse de manera gradualista.

Como consecuencia de la crisis, Beatriz Sarlo, Hugo Vezzetti, Rafael Filippelli, Adri谩n Gorelik y otros dejaron de pertenecer al Club. La crisis pudo ser absorbida a trav茅s de la apertura de un proceso de debates internos, lo que condujo, entre otras cosas, a reformar y actualizar la "Declaraci贸n de principios". Superada la crisis, no sin un evidente costo, el Club prosigui贸 su marcha.

El surgimiento del Frepaso juntamente con el fin del menemismo abrieron nuevas expectativas. Chacho 脕lvarez surg铆a como l铆der emergente, levantando banderas que el Club apoyaba. De la noche a la ma帽ana se constituy贸 la Alianza, cuyo candidato a presidente, Fernando De la R煤a, triunf贸 en las elecciones generales de 1999, llevando a Chacho 脕lvarez como vicepresidente.

La experiencia tuvo el resultado que todos conocemos. Ese fracaso afect贸 al Club de manera quiz谩 menos traum谩tica pero m谩s profunda que en ocasiones anteriores. Los socios disminuyeron, algunas reuniones debieron suspenderse por falta de p煤blico. La posibilidad de que el Club desapareciera fue planteada expl铆citamente. Sin embargo, una tenaz recalcitrancia se neg贸 a dar ese paso definitivo. Y, con el esfuerzo de todos, el Club vivi贸 una suerte de recomposici贸n. Hoy, en su local de San Mart铆n 522, ya recobrada la idea original de la que surgi贸, no s贸lo mantiene su ritmo de actividades sino que tambi茅n se embarca en nuevas empresas.

No es casual que ello ocurra. Si recorremos la cr贸nica de actividades que organiz贸 y llev贸 a cabo el Club en sus veintidos a帽os de existencia, si apreciamos la cantidad y calidad de los debates que en 茅l tuvieron lugar, si escuchamos las intervenciones grabadas en los varios Coloquios que realiz贸, podremos tener una idea aproximadamente justa de la fuerza que lo sostiene.



Fonte: Especial para Gramsci e o Brasil.

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