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Los descubrimientos de Mariátegui

Antonio Zapata - Junho 2007
 

José Carlos Mariátegui nació el 14 de junio de 1894. En estos días se celebra su onomástico y habrá algunas celebraciones seguramente con menos público que antaño. Pocas personas han tenido tanta influencia en el Perú contemporáneo; retornó de Europa en 1923 y, en los siete años que le quedaban de su corta vida, fundó política y orgánicamente el socialismo peruano. No obstante, la primera vez que se acuñó la palabra "mariateguismo" fue para caracterizar una "desviación pequeñoburguesa", una supuesta traición intelectual contra el marxismo.

Era la época estalinista más dura, comenzando los años 1930, y el comunismo buscaba cuadros de acero, apartados de las consideraciones humanistas y estéticas de Mariátegui. Por ello, no volvieron a publicar sus escritos, que quedaron reducidos a la primera edición de los 7 Ensayos y a sus artículos dispersos en revistas de los años veinte. Recién al comenzar la década de 1950, la familia se asentó económicamente e inició la publicación de las "obras completas" en la editorial Minerva, reuniendo los escritos de José Carlos con un criterio temático.

Durante los cincuenta, la Revolución Cubana creó las condiciones para un segundo despertar de su pensamiento. Una ola revolucionaria recorría América Latina y emergía la nueva izquierda. Este proceso permitió una extraordinaria difusión de su obra. Dos y hasta tres generaciones de compatriotas han leído en las escuelas a Mariátegui como parte de los clásicos peruanistas.

Pero, en ese tiempo, junto con la gran popularidad sobrevino la cosificación de su pensamiento. El "mariateguismo" se convirtió en un icono indispensable para los muy diversos proyectos políticos de las izquierdas peruanas. Había una versión trotskista, otra maoísta y varias estalinistas de Mariátegui. Cada una se apoyaba en citas y retazos de sus ideas, envueltas de tal forma que fundamentaran a los grupos en pugna. En los años 1980, el "mariateguismo" fue invocado en el nombre del PUM [Partido Unificado Mariateguista], concebido como el esfuerzo por unificar a la nueva izquierda nacional, dotada de perfil propio y distinto de los antiguos PC: el moscovita y el pekinés. Pero, quedó como un nombre que no significaba mucho en el cotidiano, salvo disponer de un patriarca ya fallecido, a quien se le reconocían grandes méritos como intelectual y era venerado por su sólido compromiso con los trabajadores. Alguien para emular. Ese era su mejor efecto.

Pero, en esta época también entraba en acción Sendero Luminoso, que toma su denominación de José Carlos Mariátegui. En efecto, el nombre como se haría conocido no era el oficial sino que proviene de un lema que acompañaba su periódico, "Por el luminoso sendero de J.C. Mariátegui". Así, se le asoció con el sectarismo más extremo y con la intolerancia exacerbada. Inclusive, el baño de sangre protagonizado por Sendero fue realizado en nombre de Mariátegui, quien ni en sus peores pesadillas habría soñado con una cadena de matanzas justificada con sus escritos. Un contrasentido, pero real, generando una tragedia histórica que ha postrado a la izquierda peruana.

Por ello, el "mariateguismo" no terminó de cuajar como ideología. Significaba demasiadas cosas a la vez. Los proyectos construidos invocándolo eran tan distintos que llegaban al extremo de anularse. Se había convertido en un principio de sentidos opuestos. Quizá había un destino insospechado. Cuenta Víctor Andrés Belaunde que el apellido Mariátegui proviene de un lema español de la época de la Reconquista: "María te guía". Combatiendo bajo esa y otras frases semejantes, los cristianos reconquistaron España de los moros e impusieron la Santa Inquisición. El nombre mismo de Mariátegui originalmente significaba el combate por la soberanía del Dios Cristiano. Con los lemas se anunciaban los fanatismos.

Durante los años 1990, los "mariateguismos" se opacaron y han venido años de relativo oscurecimiento. Pero Mariátegui ya se repuso de un silencio que lo acompañó por casi veinte años, aquellos trascurridos después de su fallecimiento. Así que podría regresar mañana, porque su pensamiento tiene un filón heterodoxo y libre, moderno y justiciero, que apela a lo mejor del ser humano y viene bien en un tiempo gris como el actual, que necesita con urgencia renovar sus proyectos e ideales.



Fonte: La República, Lima, 13 jun. 2007.

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